Terroir
Suelo invertido – Progreso
En la región de Progreso, el suelo tiene capas superficiales fértiles, de textura arcillosa, y con un subsuelo limoso, pobre en nutrientes y muy calcáreo, con abundantes concreciones de carbonato de calcio.
En 2002 nos preguntamos ¿qué pasaría si tuviéramos la parte calcárea en la superficie y la tierra fértil en profundidad?, por lo que ensayamos esta locura de invertir dos metros de suelo con una excavadora que ordenadamente fue colocando la parte fértil en profundidad y el calcáreo en los primeros centímetros del perfil, lugar donde se desarrolla la mayor parte del sistema radicular, obligando al cultivo a profundizar con algunas raíces buscando los nutrientes que ubicamos en la zona inferior. En los primeros años la fruta no tenía gran destaque, hasta que en 2016 con el viñedo más adulto y equilibrado, encontramos algo muy especial, hicimos una micro vinificación y el vino nos sorprendió, incorporarse con un nuevo terroir en la línea Extreme Vineyard.
Hay dos aromas que todos los años se destacan en esta parcela y son una característica distintiva: pomelo y mango, dos aromas muy difíciles de encontrar en vinos tintos y que mucho nos entusiasma al verlos repetir en cada vendimia. Otro distintivo de este vino es la tensión: esa contradicción entre mucha concentración pero suavidad de taninos. Tiene una acidez marcada que le aporta energía y un final largo. El mar se encuentra a tan solo 23 km, incidiendo sobre las temperaturas.