El ciclo 2025 comenzó con un invierno frío y con buena recarga hídrica en los suelos, lo que generó condiciones óptimas para una brotación pareja. Sin embargo, durante la primavera (setiembre y octubre), las precipitaciones estuvieron muy por debajo de lo normal, alcanzando en algunos casos menos de la mitad del promedio habitual. Esto obligó a un inicio temprano del riego en varias zonas del país. Afortunadamente, a partir de noviembre —durante la floración—, las lluvias se normalizaron y se mantuvieron regulares durante diciembre, contribuyendo a un desarrollo equilibrado de la vid.

Los meses clave de maduración, enero y febrero, estuvieron marcados nuevamente por un déficit hídrico importante. Las precipitaciones volvieron a ser escasas, mientras que las temperaturas se mantuvieron frías durante la primera quincena de enero, templándose gradualmente hacia fines de mes. A fines de febrero se registraron algunas olas de calor, que fueron seguidas por lluvias significativas, logrando normalizar el régimen de lluvias desde el último día del mes.

Este comportamiento climático determinó un adelanto de la maduración y cosecha de aproximadamente 10 días respecto a la media histórica, con una excelente sanidad de la uva y un equilibrio sobresaliente entre azúcar, acidez y concentración.

Desde Bodega Familia Deicas evaluamos cada vendimia según un índice propio de calidad, y la añada 2025 se posiciona entre las mejores de la última década, comparable con la excepcional cosecha 2020.

Las variedades que más se destacaron este año por su expresión, frescura y potencial de guarda son Chardonnay, Albariño, Pinot Noir y Tannat. Todo indica que 2025 será recordado como un gran año para la elaboración de vinos de alta gama y largo envejecimiento.